jueves, 22 de junio de 2000

Cesar Lévano entrevista a Alfredo Barnechea – Año 2000

¿Cómo definirías la necesidad y la posibilidad de una transición hacia la democracia en el Perú?
-Creo que tenemos que terminar con ese régimen de excepción, y una de las maneras de hacerlo es la transición democrática que siempre procede, creo, del encuentro de tres fuerzas. Por un lado, una oposición que se va organizando; por otro, una comunidad internacional que presiona, y, en tercer lugar, poderes fácticos, concretamente el Ejército, que pactan esa transición.
-¿Crees posible que este último se avenga ahora a una negociación?
-Siempre es posible. El Ejército es una institución permanente en la vida de un país. 
-¿Qué crees que sería necesario para que ocurra?
-La existencia consistente de las otras partes.
-Manifestaciones populares...
-No sé si manifestaciones populares. Los estilos los tiene cada uno. Pero que se perciba que hay una fuerza consistente al otro lado. Luego, este resulta un régimen que ya no es aceptable para la comunidad democrática internacional. En 1992, cuando el golpe de Fujimori, casi todo el mundo se hizo de la vista gorda. Fuimos muy pocos ]os que nos enfrentamos a ese golpe, porque Fujimori como que ordenaba un país en caos. Incluso los organismos multilaterales se hicieron de la vista gorda frente a los excesos que se cometieron. Pero ahora no existe ninguna de esas justificaciones.
-¿Cómo ves la posición de la OEA frente al caso peruano?
-Me suscita una reflexión general. Para bien y para mal, la globalización es, como su mismo nombre lo indica, global, es decir, que no puede haber una globalización a medias. Al gobierno de Fujimori le gusta la globalización cuando al señor Camdessus del FMI interviene, pero no le gusta la globalización cuando le dicen que sus estándares democráticos no son aceptables para la comunidad internacional. Creo que la gran enseñanza es que los países tenemos que comportarnos de acuerdo a ciertas normas de conducta internacionales Pero, eso sí, en principio no soy partidario de sanciones contra mi país.
-Qué va a pasar con el neoliberalismo?
-Creo que va a pasar lo que ha ocurrido siempre, que es una corrección. El neoliberalismo es la elevación a nivel de icono, de unos principios de la economía relativamente razonables, es decir: los estados no pueden gastar más de lo que les ingresa, las estabilidades macroeconómicas son importantes, los mercados asignan los recursos mejor que la planificación burocrática. Todo eso ya lo sabemos, pero eso es una parte de la verdad. Existe una serie de otros elementos, que son básicamente instituciones. Cito en mi libro uno de David Landes, La riqueza y la pobreza de las naciones, y encuentro algo muy impresionante: China inventó antes que Occidente la pólvora, la imprenta e incluso la máquina de vapor, y sin embargo, no inventó la Edad Moderna, porque ésta es el imperio de la ley y las instituciones, las reglas de juego objetivas, los elementos no económicos del desarrollo, los elementos culturales y políticos del desarrollo, que son fundamentales. El neoliberalismo ha olvidado toda esta parte.
Considero que habrá una corrección y creo por eso que América Latina, y en general el mundo, está buscando una vía socialdemócrata, que trate de reconciliar los desafíos inevitables de la globalización con las necesidades también inevitables de la protección social.
-¿Qué crees que va a hacer la misión de la OEA que viene al Perú?
-Ellos tienen un mandato bastante amplio. César Gaviria y Lloyd Axworthy algo tienen que hacer para cumplir su misión. Encuentro difícil que sea una misión sin consecuencias.
-¿Qué comparación podrías establecer entre el comienzo del Siglo XX y el del XXI?
-El comienzo del XX fue mucho más optimista y menos roído por 1a crítica. Fue un comienzo donde todo parecía abierto a la especie humana. Es el mundo de la Belle Epoque en Europa. Europa tuvo un largo período de paz hasta la primera guerra y fue un mundo muy confiado en los poderes y los placeres de la especie. En este siglo hay, para empezar, una diferencia de velocidad. Todo se ha hecho vertiginoso y, fundamentalmente, sabemos que el bien ha acompañado al mal en el siglo que terminó y que las cosas son siempre contradictorias. Creo que éste es un comienzo de siglo, si no mucho más escéptico, mucho más consciente de las limitaciones del género humano.
-Tu libro muestra una orientación socialdemócrata. ¿Te inclinabas hacia alguna corriente de pensamiento en la universidad?
-Sí, ya que ayudé mucho en las campañas políticas de los grupos socialcristianos, era activista de José María Salcedo en La Católica. Nunca fui marxista, creo que siempre he sido un reformista. Hubo una serie de lecturas que me vacunaron contra el marxismo. Recuerdo entre las primeras de ellas, las de anarquistas, gente como Herbert Read, por ejemplo, y Sartre, que ya estaba un poco de vuelta de su enamoramiento con el comunismo, así que fueron unas lecturas muy estimulantes. Y luego Octavio Paz. Siempre hubo una relación entre el mundo de las ideas y el de la política, porque para mí la política siempre ha sido una cosa muy intelectual. Yo era reformista, que en esa época, era una mala palabra...

-Un anatema.
-Ser reformista era un anatema. Siempre intuí que era un reformista y siempre he admirado a los políticos reformistas. Creo que, hechas las cuentas, son gente que, cuando gobernó, gobernó mucho mejor y realmente sirvieron mucho más a los pobres que los llamados revolucionarios. Además, me ubiqué muy rápido en una zona socialdemócrata. Eso es lo que me lleva luego a una enorme admiración por Haya de la Torre .
-¿Cómo conoces a Haya?
-Lo conocí en 1969, una tarde de invierno en la que su sobrino Raúl me llevó a Villa Mercedes .
-¿De qué conversaron?
-He escrito un largo ensayo que no he publicado sobre Haya de la Torre, que forma parte de otro libro que estoy preparando. Recuerdo muy claro que hablé de Francisco Miranda porque había un sueco que estaba en el grupo que ese día visitaba a Haya, y éste le empezó a hablar de una Plaza que hay en Estocolmo con ese nombre. Eso me quedó grabado, porque he estudiado mucho a Miranda. 
-¿Cómo nace tu candidatura para alcalde de Lima?
-En 1983 se realizan unas primarias en el Apra y las gané con 61 %. Ese año, en las elecciones municipales, nosotros perdimos por una diferencia de 3 % con Alfonso Barrantes. Luego, dos años después, he sido congresista entre 1985 y 1990. En 1987 me enfrenté con Alan García, ya que desde un comienzo me pareció que su política económica era un disparate. Así lo hice saber en una serie de artículos e intervenciones. Me enfrenté con el régimen también porque consideré que era un disparate la toma de la banca y porque acentuaba una dirección equivocada que había tomado el Perú hacía bastante tiempo, y que había que enmendar, asignando más peso al mercado. Ahora estamos en una .situación inversa.

Ensayos contra el despotismo – Alfredo Barnechea – Año 2000

Periodista de prensa y Tv. Alfredo Barnechea presenta una selección de sus columnas que, entre otros temas, abordan los retos de una transición hacia la democracia.
"Cualquier hombre que tenga más razón que sus prójimos ya constituye una mayoría de uno".
Alfredo Barnechea acaba de publicar un libro a la vez persuasivo y polémico que reúne textos escritos entre 1980 y 1989, etapa sísmica que incluyó el derrumbe del Muro de Berlín y del bloque soviético, la entronización de la Internet y, en el Perú, las experiencias de democracia, terrorismo, caída del Apra e instauración del fujimorato. Barnechea redacta columnas, género que a veces levanta vuelo hasta llegar al ensayo, dado que encara la actualidad sin atarse a la coyuntura. La vida de Barnechea es tan variada como sus ensayos: estudió primaria y secundaria en el colegio privado "San Vicente" de Ica, su tierra natal. Allí descubrió la historia, en la biografía de Piérola por Jorge Dulanto Pinillos, y la poesía peruana, merced a una antología de Alberto Escobar, ilustre maestro sanmarquino recientemente fallecido. En 1968, con15 años de edad, ingresó en la Universidad Católica, donde, gracias a Luis Jaime Cisneros, descubrió a Borges. Allí inició Derecho, pero luego se pasó a Ciencias Sociales e Historia. Tras una cercanía con el régimen militar y un tránsito por el Apra, cursó Administración Pública en la Kennedy School of Government de Harvard. En la entrevista confirma sus dotes de observador que ve al Perú, a América Latina y al mundo en las tres dimensiones del tiempo.
El golpe de Estado permanente, la agonía de América Latina, la aldea global y escritos de cultura: estaciones de una larga reflexión reunida en un libro que desborda el presente.