El candidato de Acción Popular multiplicó por diez su intención de voto entre enero y febrero. Este es el análisis de por qué sube y hasta dónde podría llegar.
Un abismo simbólico –cada vez más ancho– divide desde enero el terreno electoral. A sólo seis semanas de las elecciones, los analistas coinciden en que la paleta de candidatos ha quedado escindida en dos flancos claramente reconocibles. En medio, una idea clave los separa: el cambio. “Por un lado están los candidatos que representan al cambio: Acuña, Guzmán, Barnechea y Mendoza; por el otro, los del no cambio: Fujimori, PPK, García y Toledo”, explica Luis Benavente, director de la consultora en comunicación y marketing Vox Populi.
Estos dos flancos se mueven en direcciones opuestas. Mientras que los candidatos del cambio crecieron de manera significativa entre enero y febrero –excepto César Acuña, cuya subida inicial fue contrarrestada por las denuncias de plagio en su contra–; los candidatos del no cambio cayeron o se estancaron dentro del margen de error, con tendencia a la baja. Según cifras de CPI, la relación entre la intención de voto de los candidatos del no cambio y los del cambio pasó de 2.4 en enero a sólo 1.4 en febrero (de 55.6% vs. 22.9% a 48.7% vs. 33.5%). Esto pese al desplome de Acuña, que cayó ocho puntos entre ambos sondeos.
De los candidatos que representan al cambio, Julio Guzmán es el que más exposición mediática ha tenido en los últimos meses, pues pasó de 5% en enero a 18.3% en febrero. SEMANAeconómica analizó de cerca su campaña (ver aquí, aquí y aquí). Sin embargo, hay otro candidato que viene creciendo de la mano de la demanda de los votantes por algo diferente. Alfredo Barnechea multiplicó por diez su intención de voto –de 0.4% a 3.8%, según CPI– de enero a febrero. El aspirante de Acción Popular siguió un camino similar al de Guzmán: su salto inicial fue en Lima, en el sector urbano y entre quienes usan redes sociales, de acuerdo al desagregado de Ipsos. ¿Estamos ante el fenómeno de un segundo outsider?
EL CANDIDATO: VENTAJAS Y DEBILIDADES
Según Milton Vela, director de la consultora en reputación y marketing Café Taipá, Alfredo Barnechea tiene dos fortalezas desde el punto de vista de las comunicaciones. “Aunque lo hayan tratado de vincular con el tema de petroaudios, se le percibe como un hombre honesto. Además, tiene un discurso articulado y consistente, y la personalidad suficiente para defenderlo. Recordemos la entrevista con Jaime De Althaus, en la que hizo quedar al entrevistador casi como un ignorante en el tema del gas”, explica.
Del otro lado, Vela identifica una desventaja: “la distancia con el pueblo”. En esa línea, Alfredo Barnechea corre el riesgo de ser víctima del ‘efecto Vargas-Llosa’: que su imagen aristocrática y adinerada le impida conectar con los electores de menor nivel socioeconómico y de las zonas rurales, a los que aún no ha llegado. “Barnechea debe ir a los pueblos, como ha empezado a hacer. Y allí lo más importante es que su contacto con la gente se vea verosímil”, opina Vela. El politólogo y blogger de SEMANAeconómica Mauricio Zavaleta, sin embargo, considera que “Barnechea puede llegar a las zonas rurales, como lo hacía Fernando Belaúnde, pero es muy difícil que llegue a la periferia urbana [zonas como Huaycán, Puente Piedra, etc.]”.