domingo, 13 de marzo de 2016

Del "ciudadano Kane" al candidato Barnechea

Es una verdad elemental señalar que los medios de comunicación social forman la opinión pública, dirigen la toma de conciencia ciudadana y hasta ponen la agenda a los políticos. Así las cosas, el propio Valentín Paniagua Corazao, en su ensayo “Democracia y Política” advierte del riesgo y obstáculo que supone a la democracia representativa el hecho de tener medios de comunicación parcializados y uniformes. Sin embargo, ello no ha sido así siempre.


 De hecho hubo un momento auroral, que podríamos ubicar en los inicios de moderna democracia representativa hacia 1835, cuando Alexis de Tocqueville consagrara en su clásico “La Democracia en América” que: “...La Prensa es por excelencia el instrumento democrático de la Libertad”. Y, ha sido el famoso actor Orson Welles quien inmortalizó en nuestra memoria colectiva la ficción de un hombre que busca ganar las elecciones políticas a la gobernación de Nueva York en contra de los grandes poderes fácticos, sin más respaldo que su opinión y la del medio de comunicación que utiliza para encausar la opinión pública.


Desde entonces hasta el presente, la idea del “Ciudadano Kane”, nos encandila, pues ha sido vista como una vía romántica y hasta heroica. Empero, ha sufrido contraejemplos como los casos de Pulitzer y de Hearst, quienes a pesar de haber sido los dos más grandes “Capitalistas Industriales de la Prensa”, se alienaron la posibilidad de una carrera política personal por acumular excesivo poder periodístico.

En tiempos más contemporáneos, podríamos pensar en los ejemplos de Ronald Reagan, entre otros actores cinematográficos, que han utilizado su imagen pública para acceder al escenario político con relativo éxito. Empero, parecen ser hijos del espectáculo, más que de las ideas expresadas a través de los medios de comunicación sean escritos, radiales o televisivos.

En España, por ejemplo, podemos citar los casos de Joaquín Garrigues Walker o del reconocido Camilo José Cela, quienes desde sus columnas periodísticas abrieron el camino de la transición democrática. Así el primero publicó “Una Política para España” donde recopila sus opiniones periodísticas sobre la política española desde 1963 a 1976, en tanto que el segundo, publicó “Vuelta de Hoja”, donde recopila sus opiniones políticas en su columna “El Ruedo Ibérico”, de Cambio 16.

En el Perú, tenemos numerosos ejemplos de hombres de medios de comunicación que incursionaron en la política o que estuvieron muy cerca de ella. A nivel de empresas periodísticas, bastaría citar a Pedro Beltrán con el Diario “La Prensa” o a Manuel Ulloa Elías con “Expreso”, o al emblemático Gustavo Mohme Llona con “La República”. Pero, es en los casos de periodistas como Raúl Villarán Pasquel, quien fue el pionero de los programas políticos televisivos, con su recordado “Vanguardia”, o de Rafael Roncagliolo con “Quipu 73”, quienes removiendo un viejo sistema de hacer televisión, crearon la sensación de una televisión libertaria. Aunque, probablemente, sea el periodista Alfredo Barnechea con su recordado “Contacto Directo”, quien mejor personifique la ilusión de un programa político capaz de abrir camino a una transición democrática. No en vano, Cayetana Aljovín, recordada exitosa conductora de “Panorama”,  confesaba a un grupo de amigos que de niña, cada vez que veía “Contacto Directo”, sentía que vivía enamorada de Alfredo Barnechea. Aunque en rigor, probablemente, lo que sentía era la ensoñación de ver un hombre ganar la adhesión pública suficiente para cambiar la sociedad.

Fernando Arias-Stella Castillo

Fuente: La República

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