viernes, 12 de febrero de 2016

Alfredo Barnechea: En Arequipa nacieron las grandes rebeldías democráticas

Gira un poco en la silla donde está sentado, levanta su brazo izquierdo y señala hacia la Catedral. Demostrando que conoce la historia de la ciudad. Comienza diciendo que en el siglo XIX el deán Valdivia, “con una voz flamígera”, habló de las grandes revoluciones en el púlpito. Luego que Mostajo se levantó en 1950 en una esquina, que Arturo Villegas murió “muy cerca” y que Fernando Belaunde en 1962 “se levantó en defensa de la democracia en 1962” en la puerta.
 Pero eso fue casi al final de la conversación que sostenemos en los altos del portal de San Agustín, luego de dar entrevistas en otros medios de comunicación. Nos dice que tiene poco tiempo porque quiere ir al mercado San Camilo a tomar un jugo y comer un sándwich. Producto de la campaña su voz se nota cansada y carraspeada. 
Hablamos de Arequipa y de sus propuestas. Nos dice que si pensamos en el futuro, de acá a diez años tenemos que apostar por la petroquímica. “Si Arequipa tuviese que tomar una decisión estratégica en los próximos años es la industrialización de la petroquímica”.
Le preguntamos si respalda que la planta se instale en la costa arequipeña y nos dice que no, que va a ser en tres departamentos. “Cuando Matarani se pelea con Ilo los dos están equivocados, no se trata de un punto sino de zonas”. La idea nos dice es impulsar la industrialización.
Hablando de ideas, recuerda a Fernando Belaunde y lo parafrasea diciendo que vino a la ciudad no buscando votos, sino ideas. Como buen periodista que es, además de un reconocido intelectual, no en vano tiene una de las bibliotecas más importantes del país donde guarda más de quince mil libros.
Será por eso que nos comenta que se sorprende de lo que poco que le han preguntado los periodistas sobre la industria en Arequipa, la cual además considera que ha sufrido un grave retraso por las medidas económicas de los últimos gobiernos.

“Arequipa es una ciudad que se ha quedado atrás en el desarrollo económico en los últimos diez años y además se ha fundado mucho en la minería. Tenemos un modelo económico que desmanteló la industria, el parque industrial, y eso afectó no solo a las empresas familiares históricas de Arequipa, sino a centenares de microempresas”.
Hace un análisis de la realidad económica de la ciudad. Asegura que hemos dependido mucho de la minería y que Cerro Verde ha sido “un gran pulmón en términos de números”. Ya que entramos al tema es inevitable que hablemos del valle de Tambo y el proyecto Tía María. Le preguntamos qué piensa hacer al respecto.  
Mira a su alrededor como buscando la mejor respuesta, recurre a Salvador Allende y una frase recordando que el cobre era el salario de Chile. Nos dice que la minería es la columna vertebral de la economía del país. Luego nos responde asegurando que se equivocan quienes ven el problema focalizado en un solo aspecto, el plantea cuatro básicos.
Primero que no se debe ver la minería en general como un fin sino como un medio para financiar el desarrollo del país, segundo que el Estado no funciona, nadie confía en él, tercero que las empresas mineras han cometido muchos errores y cuarto el tema del agua.
“Conga y Tía María involucran el agua, pero eso es absurdo porque al Perú no le falta agua sino le sobra”, demostrando su dominio de las estadísticas nos da un número: el 28% del agua dulce del mundo está en Sudamérica. Le insistimos qué hacer.
Como buen candidato y periodista trata de llevar la conversación hacia las ideas fuerza de su campaña, basada en dos grandes pactos. Acá agregaríamos un tercero: propone un gran pacto nacional por el agua que permita hacer trasvases, “pero financiados por las empresas”. Lo que permitiría, señala, dotar de agua a la agricultura y para las ciudades.
Quiere huir de darnos una respuesta concreta. Insistimos. Da una visión general, pero permite hacer deducciones. “Los proyectos mineros tienen que volverse a poner de pie con respeto a los estándares ambientales”. Nos damos cuenta y le decimos qué haría si la población se sigue oponiendo.
“Para empezar, a la población no la puede representar unas ONG ni grupos antimineros, tiene que ser una decisión colectiva, democrática y con buena información. Además de un Estado independiente de los intereses privados”.
Aprovecha para hablarnos de su otro pacto, el pacto entre el país y las industrias extractivas, un pacto que significa una nueva relación respecto de los beneficios o ganancias, “que sean compartidas entre el país y los inversionistas de manera equitativa”.
Uno de los ejes de su discurso de campaña está en el fortalecimiento del Estado, lo cual le ha generado críticas como la que le hizo Jaime de Althaus, acusándolo de chavista por pretender renegociar el contrato del gas de Camisea.
“Estoy defendiendo los intereses del país, por eso voy a renegociar el contrato” y asegura que Arequipa y el Cusco deben respaldarlo, porque el gas es fundamental para la petroquímica. También nos recuerda que ellos han incumplido el contrato.
“Han defraudado al Perú desviando lo que comercian con México y Asia, fueron a un arbitraje y lo perdieron, los defensores de Camisea no dicen eso. Están defraudando al país, los llevo a un tribunal y les gano”.
Evita hablar de los demás candidatos “porque no quiero personalizar la campaña”, pero sus palabras lo traicionan como cuando menciona a Pedro Pablo Kuczynski y la renegociación de los contratos de Camisea. 
Nos dice también que en esta elección se va a dar un enfrentamiento entre dos modelos, “el del fujimorismo, que todos los demás siguen, o romper y volver a las políticas de desarrollo del belaundismo”.
Le decimos que las encuestas no reflejan eso. Asegura que eso 
ocurre porque recién tiene dos semanas en campaña además que siempre se han equivocado y que no sabe quién las financia. 
“Nosotros somos un partido pobre, sin recursos económicos, somos un partido sin millones pero sin ladrones, hacemos una campaña distinta y eso toma un poco más de tiempo para llegar a los electores”.
El tiempo apremia, sus acompañantes le indican que está sobre la hora pues su siguiente parada es en Tacna. Antes quiere ir al mercado San Camilo. Le preguntamos por qué quiere ser presidente y nos dice porque quiere que el país sea industrializado. “Quiero ser presidente para que el Perú sea un país del primer mundo”.
Bajamos del portal de San Agustín y lo acompañamos. Mira su teléfono, contesta llamadas. Algunas personas lo reconocen y lo saludan. A algunos los abraza, a otros simplemente les da la mano. Debido al calor se quita el saco azul de terno. Se queda con su camisa celeste que acompaña a sus pantalones de dril amarillo.
Ahora se suma su hijo Cayetano, quien nos dice que ha dejado de trabajar para acompañar a su papá en su recorrido por todo el país. Está confiado en pasar a la segunda vuelta. En el mercado lo esperan jóvenes con sus bombos y cornetas. Se acerca Alfredo y les pide que no toquen. Lo mismo hace con dos mujeres que comienzan a gritar su nombre. Quiere pasar desapercibido.
Pero no puede. Cada vez más personas se le acercan a saludarlo, así no lo conozcan ya que nos preguntan de quien se trata. Se lo decimos y se alegran. Dentro, desde la gradas lo llaman y sube. Camina por los puestos, muchas señoras lo abrazan y le colocan un collar de flores. 
Nos llama la atención cuando se detiene en el último estand. Se trata de la señora Rosa, quien tiene más de 85 años y es una acciopopulista de toda su vida. Lo abraza y le desea suerte en su campaña. Estamos seguros que la va a necesitar.
Fuente: elpueblo.com.pe

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